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Foto: Depor |
Hablar de Paolo Guerrero y Jefferson Farfán es recordar al hombre que los formó. El fallecido educador Constantino Carvallo fue uno de los peruanos que apostó por el talento de estos jugadores, pertenecientes a la llamada generación del 84', que hoy en día han hecho posible la clasificación de Perú al Mundial.
Como se hablo en este blog, el
Club Alianza Lima, tenía el objetivo de priorizar el aspecto educativo como
principal motor de acción en las divisiones menores. Una de las apuestas de
este club fue traer a Constantino Carvallo el cual impulsó la creación de la
Casa Hogar de Barranco (donde vivieron jugadores de bajos recursos) y ofreció
educación gratuita en el colegio que el fundo, llamado “Los Reyes Rojos”. El
objetivo principal, como él mismo decía, era que el fútbol dejara de ser “el
lugar natural de los pobres”.
Decidió
desarrollar un programa para los jugadores de las divisiones menores del Club,
por eso en el año 2000 funda “la escuela de ventanilla” con la finalidad de
“formar hombres hábiles y útiles para el país y nuevos talentos a través de su
incorporación a las divisiones menores del Club Alianza Lima, para que tengan
la oportunidad en participar en el deporte de alta competencia.”
Jefferson Farfán, con tan solo 14 años de edad, llegó a Alianza Lima, en ese tiempo logró conocer ,a su hermano de toda la vida, Paolo Guerrero. Carvallo los conoció durante su paso por la selección de menores del equipo íntimo, donde notó la falta de cultura educacional para el deporte. Por ello, les otorgó una beca integral de nivel secundario en su institución educativa con el objetivo de ofrecerles una educación no convencional, donde aprendieron lo más importante para triunfar en la vida, confiar en ellos mismos. La valiosa educación que les brindo Carvallo y el esfuerzo de tantos años de formación, les permitió ser fichados por equipos internacionales y aportar mayor nivel competitivo al seleccionado nacional.
En la Selección Peruana jugaron juntos en todas las categorías inferiores y debutaron con el equipo absoluto en el 2004. Hoy, luego de 35 años, el sueño es realidad y una pequeña revancha para estos dos jugadores que en las clasificatorias a Brasil 2014, la selección peruana recibía precisamente a Uruguay en Lima. La 'bicolor', en ese entonces dirigida por Sergio Markarián, tenía que ganar sí o sí para seguir con chances de clasificar al mundial, sin embargo cayó 2-1 ante los 'charrúas'.
Tras el partido, sumergido por la impotencia de
haber quedado sin chances de llegar al mundial, Jefferson
Farfán rompió en llanto ni bien sonó el pitazo final y un ofuscado Paolo Guerrero le quedaba el recuerdo de aquel partido donde no se pudo hacer más.
Tres años después, Paolo Guerrero con un gol a Colombia,de tiro libre, nos mandaba al repechaje y nos daba aún chances para la clasificación al mundial. Lamentablemente, fue suspendido por la
FIFA 30 días, luego de un caso de doping. Guerrero no estuvo físicamente en la cancha, pero sí en la mente
y el corazón de cada uno de los que acudieron al Nacional. Su compadre sería el que abriría el camino de la clasificación a Rusia 2018 y nos dejó con chances reales. Para él fue el gol
de Farfán, y para él las lágrimas que soltó al final del partido, con el 2-0 en
el marcador, y el pasaje a Rusia en el bolsillo. Un legado que dio frutos.
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